POR AGESTA
Una persona negativa AFECTA A LOS QUE ESTÁN A SU ALREDEDOR.
Es por eso que muchos desastres, incluyendo los naturales, son atraídos por la mente colectiva temerosa. No son cosa de Dios ni del Planeta. Son miríadas de pensamientos nocivos emitidos sin control que producen efectos en el mundo físico.
Prentice Mulford dijo hace más de cien años que los PENSAMIENTOS SON COSAS. Si no ejercemos control sobre la mente hay caos.
Prentice Mulford dijo hace más de cien años que los PENSAMIENTOS SON COSAS. Si no ejercemos control sobre la mente hay caos.
El Rey Salomón (Código Sagrado 344) dijo: CUIDA TU MENTE MÁS QUE NADA EN EL MUNDO.
Practicando los Códigos Sagrados, se desarrolla la consciencia, lo que nos permite ser cuidadosos y selectivos con nuestros pensamientos y palabras.
El Psiquiatra Suizo Carlos Gustavo Young, afirmaba que todos sus pacientes mayores de 33 años, tenían un problema de relación con Dios. Esto quiere decir que la idea Subconsciente que yo tengo de Dios determina mi suerte. Si yo pienso que la Divinidad es cruel y castigadora, provocaré en el subconsciente obstáculo y dificultades que confirmarán mi falsa creencia.
Si yo pienso que la vida es gobernada por un Poder Milagroso y Mágico, sabré que hay Seres que cuidan de mí y de mis necesidades. Esta creencia pondrá el Universo Subconsciente a mi favor, y estaré en condiciones de atraer cosas buenas.
La atmósfera de la tercera dimensión es muy pesada. Los Códigos Sagrados nos permiten acceder a otras Dimensiones en donde Seres benevolentes se encargarán de nosotros. Esto no es fantasía, es real.
El ego de la tercera dimensión es autosuficiente y cree que el único sitio poblado es la tierra. El ego cree que se nace para trabajar y morir. Cuando se hacen los Códigos Sagrados, recordamos que somos Seres Multidimensionales, y cambian dramáticamente nuestras prioridades.
Los Códigos Sagrados son Caminos cortos y seguros.
San Expedito y Catalina nos abrazan hoy con su Energía de velocidad. Escuchemos en silencio y quietud lo que tienen para decirnos.
Saludos, José Gabriel Agesta.
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