Este ángel nos moviliza hasta la más oculta de nuestras emociones. Pidiendo su asistencia sentiremos que es maravilloso ser portador de misericordia, para nuestros amigos, nuestros enemigos y para nosotros mismos. Si somos misericordiosos con nuestro entorno también recibiremos misericordia. No nos olvidemos que cosecharemos nuestra siembra, por lo tanto debemos observar cuánta misericordia tenemos con quienes nos rodean. Trabajemos con éste ángel. Pidámosle su luz, guía y su asistencia y veremos como vamos cambiando, poco a poco, hasta ser misericordiosos y entonces, la luz de Jesucristo, estará verdaderamente en nuestros corazones. Cuando este ángel está en nuestra vida, damos y recibimos misericordia. Es una actitud beatífica, nos eleva, nos muestra el mundo desde lo positivo. Podemos ponernos en el lugar de los otros y comprender mejor sus necesidades. Para pedir su asistencia podemos decir esta oración que nos ayudará a ponernos en contacto con él: "Amado ángel de la misericordia, tu luz me envuelve dándome así una clara visión de la actitud que debo tomar ante ...(mencionar situación o persona) para recibir y dar misericordia divina. Gracias ángel, sé que estás conmigo." Desde este momento, nos invadirá una visión diferente sobre nuestra vida y la de quienes nos rodean. Estaremos en calma, armónicos y sintiendo que Dios está con nosotros.
(Cristina del Solar).